De la mirada mecánica a la mirada de lo vivo:
Durante mucho tiempo, la visión tradicional sobre los destinos turísticos ha sido predominantemente mecánica. Como si el lugar fuera una máquina a la que se le agregan piezas externas para hacerlo funcionar de forma más atractiva y eficiente. Bajo esta lógica, el propósito del lugar se impone desde fuera, se planifican actividades, se diseñan estrategias, y se define qué debe ofrecer y cómo debe ser percibido.
Frente a esto, los biólogos chilenos Humberto Maturana y Francisco Varela nos invitan a otra forma de comprender la vida, a través del concepto de autopoiesis: la capacidad que tienen los sistemas vivos de producirse y regenerarse a sí mismos. Para ellos, los seres vivos son fines en sí mismos, y la vida es una red de procesos que se renuevan continuamente. Esta visión desafía por completo la idea mecanicista de que los sistemas —y también los destinos— se controlan desde afuera.
En el turismo regenerativo proponemos justamente cambiar esa mirada. No se trata de ensamblar elementos externos para darle sentido a un lugar, sino de reconocer que el lugar ya es un organismo vivo, con su propia coherencia interna, su potencial inherente y su propio propósito. Esta comprensión nos invita a ver el destino no como la suma de partes aisladas, sino como un todo vivo, que está en constante proceso de realización y regeneración.
Desde esta perspectiva, el turismo regenerativo no busca construir una “máquina de hacer turismo”, sino más bien reconocer y activar el poder interno del lugar para que este pueda expresarse con plenitud. Así como un ser vivo realiza su potencial siendo él mismo, un destino regenerativo se fortalece cuando se mantiene fiel a su identidad más profunda.
Cada lugar tiene su propio sentido, su potencia y su razón de ser. Nuestro rol, como facilitadores del turismo regenerativo, es impulsar esa fuerza vital para que el territorio pueda regenerarse siendo más sí mismo: más auténtico, más íntegro, más vivo.
En el turismo regenerativo, no imponemos una identidad desde fuera. Creamos las condiciones para que el lugar despliegue su propia narrativa, su vida auténtica y su vínculo genuino con quienes lo habitan y lo visitan. Acompañamos procesos más que intervenirlos. Permitimos que el lugar se revele, que encuentre su fuerza en su propia identidad, que conecte consigo mismo y con su comunidad.
Como diseñadores de experiencias regenerativas, nuestro trabajo es activar al lugar a través de los sentidos, la estética, el ritmo y la conexión profunda. Invitamos al visitante a afinar su percepción, a escuchar las melodías del lugar, a sumergirse en sus relatos, cosmovisiones e historias vivas. Como una flor que con su belleza atrae a los polinizadores, el lugar se vuelve un jardín que ofrece hospitalidad, intercambio y vida.
Martín Araneda M.
Consultor & Facilitador de Turismo y Desarrollo Regenerativo.
Cofundador de la Iniciativa Global de Turismo Regenerativo y Camina Sostenible.


Comparar al destino con una flor que con su hermosura atrae a los polinizadores parece fantasia pero es tan cierto! Me pregunto, como facilitadora de turismo regenerativo, podría implementar la vision de turismo regenerativo en un destino de turismo de masas? un destino que lo esta pidiendo a gritos, que ha perdido completamente su identidad… se puede recuperar? o el turismo regenerativo solo se puede implementar en destinos turísticos «virgenes»?
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